El Hospital Beata María Ana, coincidiendo con la celebración el próximo 17 de mayo del Día Mundial de la Hipertensión Arterial, recomienda a las personas que padecen esta enfermedad que extremen los cuidados y las medidas de control para mantenerla a raya en este periodo de confinamiento domiciliario como consecuencia del Covid-19, que en muchos casos ha supuesto una alteración o un cambio en el estilo de vida de muchas personas.
El Hospital recomienda a los pacientes seguir a rajatabla la medicación impuesta por el médico, con el fin de evitar descompensaciones de su situación basal, y mantener una rutina de ejercicio físico en casa, dado que el sedentarismo es uno de los factores agravantes de esta patología. Los especialistas del Hospital Beata María Ana también recomiendan durante este periodo aumentar la ingesta de frutas, verduras y legumbres, y reducir al máximo las comidas grasas y con productos precocinados para evitar ganar peso.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, las personas con enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial constituyen un grupo de mayor riesgo para desarrollar síntomas graves tras infectarse por coronavirus. Por esta razón, el Hospital Beata María Ana recomienda a las personas con hipertensión que extremen las medidas de higiene básicas para evitar la transmisión del virus (lavarse las manos con frecuencia, evitar tocarse nariz y ojos o utilizar mascarilla), así como las normas de distanciamiento físico y social dictadas por las autoridades sanitarias.
Con el fin de contribuir a la divulgación de los síntomas, tratamientos y prevención de la hipertensión arterial, el Hospital Beata María Ana ha elaborado la siguiente guía práctica:
Qué es la hipertensión arterial (HTA)
La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica que afecta en España a entre el 25% y el 30% de la población adulta, y a casi un 70% de los mayores de 65 años, por lo que se considera un problema de salud pública importante en los países desarrollados. La enfermedad afecta de manera igualitaria a hombres y mujeres de entre 45 y 65 años. Sin embargo, la incidencia es mayor en los hombres que en las mujeres cuando la edad es inferior a 45 años, y al contrario cuando los pacientes tienen más de 65 años.
Se denomina tensión arterial a la presión que soportan los vasos arteriales en el organismo. Las cifras óptimas de tensión arterial se sitúan entre los 120 mm Hg (máxima o sistólica) y 80 mm Hg (mínima o diastólica). Los criterios actuales consideran que una persona sufre hipertensión cuando sus valores de presión sistólica son iguales o superiores a 140 mm Hg, o cuando la presión diastólica o mínima es igual o mayor a 90 mm Hg.
Es importante destacar que para que las cifras de la tensión arterial sean fiables, la medición debe realizarse en determinadas condiciones: La persona debe permanecer sentada tras un periodo de reposo; es recomendable no haber consumido bebidas excitantes como café o alcohol, y no haber fumado durante, al menos, 30 minutos antes a la toma de datos. Una medida aislada de la tensión arterial no sirve para diagnosticar hipertensión.
Síntomas, factores de riesgo y prevención
La hipertensión arterial “esencial”, que es la forma en la que la enfermedad se presenta la inmensa mayoría de las veces, responde a dos factores principales: la herencia genética y el estilo de vida. Así, algunos factores como la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo, la alimentación inadecuada o el estrés, suponen factores de riesgo para sufrir hipertensión.
Además, la hipertensión presenta el problema añadido de que la mayor parte de las veces no se manifiesta a través de ningún síntoma. Por eso, prevenir la enfermedad y diagnosticarla a tiempo con chequeos médicos periódicos es clave, ya que es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, los ictus o la insuficiencia cardiaca, entre otras.
Tan solo en casos graves de hipertensión, los pacientes podrían desarrollar algunos síntomas tales como dolores de cabeza fuertes, confusión, cambios en la visión o sangrado nasal.
Por todo ello, la mejor manera de cuidar nuestra tensión arterial es la prevención basada en la pérdida de peso (en el caso de personas con sobre peso), la limitación en la ingesta diaria de sal a un máximo de 6 gramos al día, la reducción en el consumo de grasas saturadas en la dieta, y la reducción o supresión del consumo de alcohol y tabaco. Asimismo, es recomendable aumentar la ingesta diaria de frutas y verduras, así como practicar ejercicio físico aeróbico y de intensidad media de manera regular.